Arquitectura, naturaleza y magia: El Faro de la Punta del Hidalgo
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Atípico y de líneas rectas. Así se levanta sobre la costa El Faro de la Punta del Hidalgo, que a pesar del constraste con el entorno en el que se encuentra, lejos de chocar, se funde en él formando un paisaje casi mágico.
Así es el Faro de la Punta del Hidalgo
Subir 50 mentros a través de 246 escalones sería un placer, no tanto por el esfuerzo que, sin duda, supone, sino por las espectaculares vistas que hay desde allí arriba. Pero ese es un privilegio reservado a solo dos personas; y aunque nos encantaría, no somos nosotros, sino los dos técnicos que se encargan de su mantenimiento.
El ingeniero Ramiro Rodríguez-Borlado fue el encargado de dar forma al faro que hoy, además de orientar a los navegantes del norte de la isla, sirve de deleite para los que admiran el paisaje desde cualquiera de los puntos de la isla desde los que el faro se puede divisar.
La obra fue una petición, a principios de los noventa, de la Autoridad Portuaria de Tenerife a su autor, como necesidad para el cumplimiento de una nueva normativa que establece que a dos millas náuticas del litoral deben verse las luces de dos faros.
Todos los detalles de la construcción del Faro de la Punta del Hidalgo fueron innovadores, comenzando por sus materiales, todos ellos traídos desde la Península, y entre los que se utilizó gravilla blanca de río y un tipo de cemento que nunca antes se había utilizado en una construcción de estas características por sus condiciones de secado e impermeabilidad.
Su altura no es casual, ni elegida al azar. Al encontrarse construido al nivel del mar, la altura que posee se tornaba necesaria para que la curvatura de la tierra no impidiera que sus luces pudieran ser vistas por los marieneros a 15 millas de la costa.
Antes de que el futurista faro blanco comenzara a orientar a los navegantes ya las nuevas tecnologías habían provocado la extinción de la labor de los fareros. Este es el motivo por el que el Faro de La Punta del Hidalgo no cuenta con vivienda, porque ha sido sustituida por dos cuartos de máquinas, uno de ellos se encuentra en la planta baja y el otro en la última.
Aunque su construcción terminó el 1992, desde 1994, que es cuendo entra en funcionamiento y su luz a brillar, el vigía de la Punta del Hidalgo guía a los marineros del norte a la vez que hace del lugar en el que se encuentra un entorno con tantísima magia que una vez que lo has conocido, quieres regresar.