Viaje a Lanzarote: experiencia Ruralka en El Caserío de Güime

Cuando el equipo de Ruralka contactó con nosotros para proponernos esta colaboración, solo pudimos decir sí porque, quien nos conoce o los que nos seguís por las redes lo sabéis muy bien, somos unos locos enamorados de la isla de Lanzarote. Y la experiencia que nos proponían tenía como escenario, precisamente, nuestra isla favorita en el mundo. Lo que no sabíamos aún es que además nos permitiría descubrir El Caserío de Güime, una casa rural canaria con aires de pequeña villa privada que convirtió nuestro viaje a la isla de los volcanes en una experiencia inolvidable. 

Cuando uno llega a El Caserío de Güime, lo primero que se encuentra es la enorme sonrisa de Anna y Felip, que junto al entorno, la preciosa casa y los detalles que cuidan con un mimo sublime, te hacen sentir como en casa; pero en la casa de tus sueños. 

Lo primero que llama la atención es la paz y la tranquilidad que se respira. Y es que desde el precioso jardín solo se escuchan pajaritos cantando... pura calma. Lo segundo, la piscina; no podíamos creer que ese precioso jardín con barbacoa y esa espectacular piscina fuera solo para nosotros. Pero sí, lo era... Y es que la casa cuenta con un jardín privado y una piscina en medio que, sin duda, íbamos a disfrutar. Porque, aunque nuestro viaje a Lanzarote fue a finales de enero, en Canarias no existe el invierno y los 20ºC invitaban a pasar el fin de semana de chapuzón en chapuzón. 

Entre risas y una amabilidad que nunca vamos a olvidar, Anna y Felip nos enseñaron el resto de la casa y nos contaron su historia; una historia que se remonta al siglo XVIII, más de 200 años y a pesar de ello mantiene su estilo arquitectónico inicial y, entre sus paredes, se pueden ver algunos cuadros que conservan antiguos documentos originales de la misma y el ábol genealógico de las familias que han sido dueñas de la casa a lo largo de su historia.

Tras ese ratito agradable que compartimos, nos despedimos y comenzamos nuestra experiencia descorchando el delicioso vino de Lanzarote que Anna y Felip nos habían dejado sobre la mesa a modo de bienvenida. Ya os habíamos contado al principio que cuidan hasta el mínimo detalle con mucho mimo. Este fue solo el primero... 

Ordenamos nuestras cosas, nos dimos una ducha, trabajamos un ratito desde el porche y, como Pedro no conocía muy bien la isla, decidimos salir a explorar algunos lugares cercanos para que comenzara a descubrir su magia... Si no has estado en Lanzarote, añádela a tu lista de lugares que visitar sí o sí, porque es una isla totalmente diferente; Lanzarote es pura magia y belleza allá donde mires. 

Nuestra primera parada fue en un lugar cercano, Playa Honda: 

Kilómetros de playa vacía. Recorrimos el paseo respirando la paz, llenándonos de las energías bonitas que desprende la isla. Y luego pusimos rumbo en dirección a nuestro instinto para seguir descubriendo rincones preciosos... hasta que se puso el sol. 

El caserío de Güime

Estábamos algo cansados del viaje, así que, decidimos regresar a la que fue nuestra preciosa casa durante tres días. 

El segundo detalle que Anna y Felip tuvieron con nosotros nos esperaba en la mesa de la terraza... y es que, si ya sus sonrisas y amabilidad nos habían encantado, el hecho de que Anna se tomara la molestia de cocinar para nosotros y dejarnos una exquisita tortilla en la terraza (porque cuando la llevaron no estábamos), es un gesto tan bonito, y estaba tan rica, que nos terminaron de conquistar por el estómago. 

Tenemos que reconocer que nosotros nunca habíamos estado en una casa rural, estamos acostumbrados a alojarnos en hoteles, donde el trato es más distante y frío... Así que este tipo de detalles, sencillamente, nos han enamorado. 

Los otros dos días que nos quedaban, los dedicamos a disfrutar del lugar, relajarnos y dejarnos llevar, porque no todos los días te despiertas con vistas a un precioso jardín con el canto de los pajaritos. 

Saboreamos cada café en la cocina, disfrutamos cada desayuno en la terraza, nos empapamos de sol y calma al borde de la piscina... 

Y también nos dio tiempo de salir cada día para visitar lugares y paisajes únicos. Y es que la ubicación de la casa es inmejorable, se encuentra muy cerca del aeropuerto y, al estar casi en el centro de la isla, un día recorrimos el sur y al día siguiente nuestro destino fue el norte de Lanzarote. 

Dicen que todo en la vida tiene un lado bueno y uno malo. Lo malo de esta experiencia que te recomendamos totalmente, es que llegó el momento de despedirnos. Y Lanzarote tiene ese "no sé qué" que te deja cierta nostalgia. Pero volveremos, pronto, seguro. Y sin duda, nos alejaremos en el mismo lugar. 

Gracias por estar por ahí detrás y por leernos. Esperamos que te haya gustado el post y, sobre todo, que te ayude a crear un experiencia tan bonita como la que nosotros hemos vivido. 
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